“Ontológicamente, las imágenes tradicionales significan fenómenos; las imágenes técnicas significan conceptos. Descifrar las imágenes técnicas implica la lectura de su posición”, Vilém Flusser.
La era digital que en la actualidad observa la humanidad, sustentada esencialmente por el Internet, se ha tornado, en un principio transformación e innovación de los diferentes entornos de la sociedad contemporánea. En ese escenario, durante los últimos tres lustros los métodos de producción mediáticos, específicamente aquellos que componen el sector audiovisual, han experimentado múltiples avances, de índoles técnico, económico y narrativo, llevándolo a transformaciones radicales, facilitando una de las mayores renovaciones y expansiones en los procesos integrales de producción de medios (Ruano, 2009).
Uno de los aspectos que más ha contribuido a la evolución del sector audiovisual es la convergencia mediática, es decir, “el flujo de contenido a través de múltiples plataformas mediáticas, la cooperación entre múltiples industrias mediáticas y el comportamiento migratorio de las audiencias mediáticas, dispuestas a ir casi a cualquier parte en busca del tipo deseado de experiencias de entretenimiento” (Jenkins, 2008, p. 14). En dicho entorno convergente los límites que se creaban entre los diferentes medios masivos se diluyen, y estos se entremezclan con los servicios de las telecomunicaciones y la informática.
El protagonismo de la telefonía móvil
Tal como señala Ruano (2009), en la actualidad, para acceder a los contenidos televisivos, ya no es necesario el aparato de televisión, puesto que, la telefonía móvil, vinculada a Internet, se ha convertido en un medio atractivo para el acceso y distribución de los contenidos audiovisuales. Lo anterior tiene sustento en las estadísticas de la International Telecommunications Union, ITU (2020), que señalan que, en 2019 el 53,6% de la población mundial, o sea, 4100 millones de personas, utiliza Internet (gráfico 1), y en 2018, el Banco Mundial (2020), con base en datos de la ITU, indicó que en el mundo existen 7859 millones de suscriptores a telefonía celular móvil (gráfico 2).
Estas estadísticas develan que, en la historia de la tecnología, no se registra algún precedente de una difusión tan exponencial como el que se evidencia en el caso del binomio Internet y telefonía celular móvil.
Lo antes descrito es un factor determinante, que ha contribuido significativamente a la generación de una nueva circulación de contenidos audiovisuales, en donde “la televisión ya no se ve exclusivamente en el televisor. Internet y la telefonía móvil destacan como dos plataformas muy atractivas para distribuir contenidos audiovisuales” (Ruano, 2009, p. 333). Es, en ese específico ambiente, donde han surgido las empresas de entretenimiento en línea que comercializan contenidos bajo el servicio de VoD (Video on Demand) por retransmisión en streaming, como es el caso de Netflix, Hulu, Crackle, Amazon Prime, HBO Go, Disney Play, entre otras plataformas, que han generado una revolución en la distribución y hábitos de consumo de series y películas.
Quibi, nueva plataforma que privilegia la telefonía móvil
En un mercado como el de las grandes plataformas que ofrecen servicios en streaming, con cerca de 900 millones de suscriptores, y en constante crecimiento, emerge Quibi (se pronuncia cuibai), plataforma que aspira a convertirse en el modelo Netflix para la distribución de contenidos cortos por telefonía celular, que pueden denominarse como contenidos “exprés”; precisamente, el nombre de esta innovación tecnológica tiene origen en el término Quick Bites (bocados rápidos o pequeños bocados, en español), que se establece a partir de la tecnología de visualización móvil Turnstyle, que facilita que los usuarios puedan cambiar un programa ágilmente de modo vertical u horizontal (Martínez (2020), es decir, lo que podría llamarse como una experiencia de usabilidad móvil, lo que permite una visualización de cualquier manera.
Los creadores de esta nueva plataforma para móviles son Jeffrey Katzenberg, exdirectivo de los estudios Walt Disney y cofundador de DreamWorks, y Meg Whitman, antigua ejecutiva de eBay y Hewlett Packard; ambos constituyeron este proyecto, que nació hace casi dos años, con un costo de mil millones de dólares y que, como señala Carman (2020), ha contado con la vinculación de importantes nombres de Hollywood.
Quibi apuesta por videos cortos, de consumo rápido y que dan prevalencia a la movilidad de los usuarios; del mismo modo, Quibi tiene como proposición poder ofrecer contenido sobre demanda, ágil y divertido, como se observa en Instagram o TikTok (Aguilar, 2020); asimismo, otro elemento de innovación se centra en películas que se dividen en capítulos de 10 minutos y con estrenos semanales, evitando así visualizaciones extensas que podrían parecer aburridas para sus usuarios; inclusive, también se podrá acceder a videos más cortos, de 4 o 5 minutos, sobre diferentes temáticas (González, 2020).
Precisamente, el público objetivo de Quibi se orienta a los millennials o generación del milenio, jóvenes que transitan constantemente por las redes sociales (freelancer o instagramer, por ejemplo), y que acceden cada vez más a contenidos de video en Internet, pero de corta duración. Dentro de esa dinámica, la plataforma planea lanzar tres horas de contenido nuevo cada día de la semana como parte de su intento convertirse en un hábito diario, con la presentación de más de 175 programas originales y 8500 episodios de esos Quick Bites durante su primer año (Carman, 2020).
La estrategia de marketing de Quibi apunta a “enganchar al espectador y confiar en mantenerlo con nuevos programas” (Tones, 2020), con producciones de reconocidos personajes hollywoodenses como Sam Raimi, Steven Spielberg, Reese Witherspoon, Guillermo del Toro, Selena Gómez, Zac Efron y Kendall Jenner, entre otros.
La pregunta clave para Quibi es si logrará éxito como otras compañías de servicio en streaming, teniendo en cuenta los altos niveles de exigencia de los usuarios y, sobre todo, lo altamente competitivo del mercado, con verdaderos pesos pesados como Netflix o Disney Play, entre otros; sus directivos confían en el suceso de Quibi, sobre todo por la experiencia de más de 40 años en Hollywood de Katzenberg y de 20 años de Whitman en el ambiente tecnológico, y porque ambos conciben perfectamente sus respectivos campos de acción, y se establecen como la combinación perfecta, que entienden será factor cardinal para el éxito de una plataforma que pretende convertirse en una nueva tendencia audiovisual, propicia para el consumo en los teléfonos celulares. El tiempo y los usuarios, lo decidirán.
Fuente: https://www.tvyvideo.com
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