El streaming es un tipo de tecnología multimedia que envía contenidos de vídeo y audio a su dispositivo conectado a Internet. Esto le permite acceder a contenidos (TV, películas, música, pódcast) en cualquier momento que lo desee, en un PC o un móvil, sin someterse a los horarios del proveedor.
El streaming supone un gran cambio en la forma en la que accedemos a los contenidos multimedia. No hace mucho, todos dependíamos de los servicios de las emisoras para acceder a las noticias y al entretenimiento. Usábamos radios y televisores para recibir lo que la emisora quisiera emitir y escuchábamos los programas que ofrecían en su horario.
Todo eso ha cambiado con Internet. Ahora podemos consumir la música, las noticias, los programas de TV y las películas que queramos, cuando y donde queramos. Y podemos hacerlo desde casi cualquier dispositivo: smartphone, tableta, PC e incluso la televisión.
Todo esto es posible gracias al streaming. La tecnología de streaming marca una diferencia fundamental en la forma de distribuir el contenido. Le facilita ver una película en su PC o escuchar un pódcast en su móvil en el momento en el que lo desee. Y lo mejor de todo es que no tiene que saber nada especial para reproducir una película, está disponible con solo tocar un botón.
Streaming frente a emisiones: ¿cuál es la diferencia?
Por emisiones, nos referimos a una única estación que envía su señal a través de las ondas, que son captadas por receptores que sintonizan esa señal. Cada receptor recibe la misma información simultáneamente. Por eso tiene que consultar la guía para saber cuándo estará disponible un programa en concreto. En otras palabras, una sola fuente distribuye a muchos receptores al mismo tiempo.
Por contra, el streaming hace referencia a una sola fuente que envía contenido a un único destino a través de una conexión digital (como Internet). Esta misma información puede ser enviada a otros destinos, incluso si su petición se ha realizado en otro momento. Como resultado, varios destinatarios pueden acceder al contenido en su propio horario.
Un servicio de televisión por cable suele proporcionar ambos tipos de distribución. La programación de noticias o eventos deportivos se envían a muchos hogares al mismo tiempo, puede verlos cuando los programas estén disponibles. Muchos servicios de cable le permiten también «grabar» un programa para no perdérselo y poder verlo luego, cuando le resulte más cómodo; el contenido se enviará luego a su televisor cuando quiera reproducirlo.
Con cientos de miles de fuentes de contenido multimedia en Internet, puede acceder a retransmisiones de contenidos de lo que sea que le interese. Desde gatos hasta cocina, desde política hasta polo, desde vino hasta carpintería, siempre hay algo para cada uno de nosotros en Internet. De hecho, puede acceder a tantos contenidos a través de diferentes servicios de streaming que mucha gente ha preferido «cortar el cable», cancelando caros servicios de suscripción a TV por cable o satélite para acceder solo a contenidos por streaming.
Streaming frente a descarga: ¿cuál es la diferencia?
El streaming difiere de la descarga en varios aspectos importantes. Descargar significa transferir archivos desde una fuente a su propio equipo (u otro tipo de dispositivo). Este proceso da como resultado un archivo que se guarda en su equipo.
Como en el caso del streaming, puede acceder a un archivo descargado cuando lo desee. A diferencia del streaming, no necesita de una conexión a Internet activa para acceder al archivo una vez que este se descargue.
Por otro lado, cuando descarga un archivo, necesita disponer de espacio suficiente para guardar todo el archivo. Una película normal en alta definición (HD) consume entre 4 y 5 GB de espacio en el disco duro de un equipo o un dispositivo móvil. Esto puede llenar el espacio de almacenamiento del dispositivo con bastante rapidez. Por contra, si reproduce una película por streaming, no tiene que guardar el archivo, por lo que no necesitará toda esa capacidad de almacenamiento.
Otro problema de las descargas es que, por lo general, no podrá comenzar a ver o escuchar el archivo hasta que no finalice la descarga. Esto no supone ningún problema si dispone de una veloz conexión de banda ancha, pero puede ser frustrante con un servicio más lento. Una película normal en HD puede tardar nueve minutos en descargarse con una conexión de 50 Mbps, pero una hora y cuarto con un servicio de 5 Mbps.